Palomas fotógrafas


Julius Neubronner, un boticario de la ciudad alemana de Kronberg, utilizaba un original método para comunicarse con su proveedor, un laboratorio situado en la cercana Frankfurt, y con su cliente más importante, un sanatorio de Falkenstein: las recetas y los paquetes con preparados y medicamentos que enviaba y recibía eran transportados por palomas mensajeras que él mismo criaba y adiestraba. La única condición indispensable era que el peso del envío no superase los 75 gramos. Por lo demás, era un sistema de transporte rápido y fiable, aunque en ocasiones ocurrían accidentes. En 1903 una de las palomas desapareció durante uno de sus viajes de “reparto”. Cuatro semanas más tarde, cuando Neubronner la había dado ya por perdida, la paloma regresó a casa, aparentemente bien alimentada y en perfecto estado. Intrigado por el misterio de la paloma desertora, a Neubronner se le ocurrió combinar la colombofilia con su otra gran afición, la fotografía. Si diseñaba una cámara transportable por las palomas, podría conocer las rutas que seguían, incluidas las paradas o los desvíos no previstos.

En los años posteriores Neubronner dedicó todo su tiempo libre a desarrollar y perfeccionar aquella idea. En 1907, viendo los buenos resultados que había conseguido en los ensayos, se decidió a patentar su invento, con la descripción “Método para tomar fotografías de paisajes desde el cielo”. Los técnicos de la oficina de patentes que la evaluaron debieron de pensar que era una idea absurda e irrealizable, porque inicialmente la patente fue rechazada. No lograría inscribir su invento hasta diciembre de 1908, tras incluir en sus descripciones algunas de las fotografías aéreas que había conseguido con las palomas.

Julius Neubronner en una fotografía de 1914:


El dispositivo consistía en una cámara de madera, muy ligera y diminuta para la época (mantuvo la regla de no superar el peso de 75 gramos), y un soporte de aluminio con un arnés para sujetarlo al cuerpo de la paloma. En 1909 Neubronner presentó su invento en la Exposición Internacional de Aviación de Frankfurt y en la Exposición Internacional de Fotografía de Dresde. En esta última sus palomas fueron las grandes triunfadoras del evento. El público podía asistir a la llegada de las aves y adquirir sus fotografías aéreas convertidas en tarjetas postales.

Neubronner era consciente de las aplicaciones militares de su invento y no tardó en ofrecérselo al ejército alemán. En aquellos años, en los que la aviación aún estaba dando sus primeros pasos, el reconocimiento aéreo fotográfico dependía de métodos tan vulnerables y poco fiables como los globos o las cometas. Las palomas “fotógrafas” suponían una interesante novedad llena de posibilidades prácticas. La mayor dificultad era entrenar a las palomas para regresar a palomares que iban a estar desplazándose continuamente. Pero aquel problema ya lo había solucionado Neubronner, que había acudido a las exposiciones de Frankfurt y Dresde con un remolque que combinaba cuarto oscuro y palomar itinerante. Aquello hizo aumentar todavía más el interés del Ejército por su invento. Tras una serie de exitosas demostraciones, en agosto de 1914 el Estado alemán adquirió la patente.

Pero el estallido de la guerra y el rápido e inesperado progreso tecnológico de la aviación en los años posteriores hizo que los militares perdiesen todo el interés por el uso de palomas para el reconocimiento fotográfico. En cambio, durante la Gran Guerra las palomas mensajeras fueron utilizadas más que nunca en sus funciones tradicionales. Así, al mismo tiempo que el gran invento de Neubronner acababa pasando a la historia como un simple entretenimiento de feria, el palomar itinerante, que había desarrollado como complemento secundario, demostró tener una enorme utilidad bélica.

El carro con el que Neubronner acudió a las exposiciones de 1909, que sirvió de base para el desarrollo de los palomares móviles utilizados por los alemanes durante la Primera Guerra Mundial:


En 1937 un relojero suizo llamado Christian Adrian Michel patentó una versión muy mejorada de la cámara de Neubronner, que entre otras cosas (dada su profesión no es ninguna sorpresa) sustituía el sistema neumático de temporización por un reloj. Trató de vender su invento al ejército suizo, pero sin éxito.

6 comentarios:

  1. Las palomas estas son las precursoras de los drones de juguete con cámara incluida.
    Un saludo.

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  2. Este caso sí que le conocía. Quizá sea el más parodiado a posteriori. XD

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    1. Es que el tema se presta a la parodia. Aunque parece que los alemanes se lo tomaron bastante en serio, y en la década de los 30 seguían haciendo pruebas con sus palomas fotógrafas.

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  3. Creí que había publicado un comentario hace unos días en esta entrada. Ya veo que no. Hace pocas semanas escuché la noticia de que el ejército español suprimía el servicio de palomas mensajeras que aún mantenía. Afortunadamente, como deporte, aún perdura la colombicultura.
    Un saludo.

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    1. Pues nunca me habría imaginado que aún existía un servicio de palomas mensajeras en el ejército.
      Un saludo.

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