Roosevelt y el coche de Al Capone

Había pensado titular esta entrada con algo parecido a “El presidente cuya seguridad dependía de un mafioso en prisión por delitos fiscales”, pero me lo pensé mejor al darme cuenta de que un título como ese puede confundir a los lectores españoles.

Horas después del ataque japonés a Pearl Harbor el Servicio Secreto de Estados Unidos se encontró con un problema inesperado. Al día siguiente el presidente Franklin Delano Roosevelt iba a acudir al Capitolio para hablar ante el Congreso (sería el famoso "discurso de la infamia"), y, aunque el viaje desde la Casa Blanca era corto, las medidas de seguridad tenían que adaptarse a la nueva situación de estado de guerra. La limusina presidencial no era a prueba de balas, y el Servicio Secreto contaba con unas pocas horas para conseguir un vehículo blindado que la sustituyese. Además, según las normas vigentes en aquel momento, el límite de gasto para cualquier vehículo oficial era de 750 dólares. Así que el nuevo coche tenía que estar acondicionado para servir al presidente en sus desplazamientos, contar con un buen blindaje, estar disponible de forma inmediata... y ser barato.

Entonces alguien cayó en la cuenta de que el gobierno federal ya tenía en su poder un coche de aquellas características: Entre los bienes incautados por el Departamento del Tesoro al ganster Al Capone (que había sido arrestado en 1931 y condenado por evasión de impuestos) se encontraba su automóvil, un Cadillac Town Sedan de 1928. Estaba pintado de verde y negro, los colores utilizados en los vehículos de la policía de Chicago, contaba con transmisor de radio, y lo más importante: tenía un blindaje de más de mil kilos de planchas de acero y cristales a prueba de balas de una pulgada de grosor.


El Cadillac había estado parado durante años en un estacionamiento del Departamento del Tesoro, y los agentes del Servicio Secreto tuvieron que trabajar aquella noche para dejarlo a punto, limpiándolo y revisando todos los detalles. Al mediodía del 8 de diciembre todo funcionó a la perfección en el traslado de Roosevelt al Capitolio. Se dice que cuando se enteró del origen de su nuevo coche, el presidente bromeó: "Espero que al señor Capone no le importe".

Fuente:
http://forgottenhistoryblog.com/president-roosevelt-used-to-ride-around-in-al-capones-limousine/
Foto: http://hotcarstv.net/blog/2012/07/23/al-capones-cadillac-headed-for-the-auction-block/

2 comentarios:

  1. El primer título cuadraba con muchos presidentes italianos XD

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    1. Qué tiempos aquellos de la Democracia Cristiana, antes de la irrupción de los payasos en política. Gente seria, honorable y más pringada que la tostada de Murphy.
      Ahora ya no hay gente seria. En lo demás todo sigue igual.

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