Operación Pastorius

Inmediatamente después de la declaración de guerra alemana a los Estados Unidos, el Abwehr comenzó a idear un ambicioso plan para introducir saboteadores en territorio norteamericano con la misión de atacar objetivos clave de la producción industrial estadounidense y provocar el pánico entre la población. Al plan se le dio el nombre de Operación Pastorius, en recuerdo de Francis Daniel Pastorius, el líder del primer grupo de emigrantes alemanes que llegaron al Nuevo Mundo allá por el siglo XVII. Al frente de la operación el Abwehr colocó al teniente Walter Kappe, un oficial que había trabajado durante los doce años anteriores en la organización de grupos nazis en varias ciudades estadounidenses, como Chicago y Nueva York. Durante el invierno de 1941/42 Kappe se dedicó a reclutar agentes: tenían que ser alemanes que hubiesen vivido y trabajado en los Estados Unidos, con conocimiento suficiente de la lengua y las costumbres del país como para poder pasar inadvertidos. Después de una cuidadosa selección, el 10 de abril reunió a los hombres en una finca a las afueras de Berlín, donde comenzó su trabajo de entrenamiento. Fue un adiestramiento intensivo en manejo de explosivos y acciones de sabotaje, que terminó el 29 de abril con la selección definitiva de los ocho hombres que iban a participar en la misión. Los elegidos eran:

- George John Dasch, el de más edad (39 años), había vivido en Estados Unidos entre 1922 y 1941, trabajando de camarero.

- Ernst Peter Burger, había trabajado de maquinista en Estados Unidos y había servido en la Guardia Nacional de Wisconsin y en la de Michigan. Estaba afiliado al partido nazi.

- Heinrich Heinck, mecánico con 13 años de residencia en Estados Unidos.

- Richard Quirin, también mecánico, había vivido en Norteamérica desde 1927 hasta 1941.

- Werner Thiel, también había emigrado a Estados Unidos en 1927. Había solicitado la nacionalidad estadounidense.

- Edward Kerling, 11 años de residente en Estados Unidos trabajando de chófer.

- Hermann Neubauer, cocinero de profesión. Estaba afiliado al partido nazi.

- Herbert Hans Haupt, el único que era ciudadano estadounidense, ya que había pasado allí 16 de sus 22 años de vida (era el más joven de todos).

Fueron divididos en dos grupos de cuatro hombres. El llamado grupo 1 lo formaban Dasch, Burger, Heinck y Quirin, y el grupo 2 Kerling, Thiel, Neubauer y Haupt. Cada uno de los grupos recibió una lista de objetivos predeterminados (el sabotaje en varias fábricas de aluminio, la voladura de las esclusas del río Ohio, o la red de abastecimiento de agua de Nueva York, por ejemplo), aunque se les indicó que podían actuar por su cuenta atacando otros objetivos alternativos.

Kappe confiaba en que sus hombres contarían con la ayuda de la comunidad germano-americana, e insistió en la necesidad de reclutar nuevos saboteadores en Estados Unidos para aumentar el número y la magnitud de los ataques. También pensaba trasladarse él mismo a los Estados Unidos para dirigir la red sobre el terreno en cuanto los dos grupos iniciales la hubiesen establecido.

El 28 de mayo de 1942 los grupos 1 y 2 partieron de la base de Lorient a bordo de los submarinos U-202 y U-201, respectivamente. El grupo 1 desembarcó el 14 de junio en una playa cercana al pequeño pueblo de Amagansett, en Long Island. Iban vestidos con uniformes de la Marina alemana porque así en el caso de ser descubiertos serían tratados como prisioneros de guerra y no como espías. Así estaban, con uniformes alemanes y todo el equipo que habían descargado aún a la vista, cuando tuvieron la mala suerte de ser descubiertos por un joven perteneciente a la Guardia Costera llamado John Cullen, que al ver movimiento en la playa se acercó a ver qué ocurría. Los alemanes trataron de convencerle inútilmente de que eran pescadores que se habían perdido en la niebla, y al ver que Cullin no se lo tragaba decidieron sobornarle. El guardacostas aceptó el dinero que le ofrecían (260 dólares) y se marchó de la playa, pero sólo para correr a avisar a sus compañeros de la base que la Guardia Costera tenía en el pueblo. Los saboteadores, esperando que el soborno hubiese dado resultado, enterraron en la playa los explosivos que llevaban y se alejaron rápidamente. Los guardacostas avisados por Cullen no llegaron a tiempo para capturarles, pero descubrieron el material enterrado y avisaron al FBI. Se inició entonces la caza de los saboteadores enemigos, una operación que por la cantidad de agentes y medios asignados se convirtió en una de las mayores de la historia del FBI. Sin embargo, pese a la magnitud de la búsqueda, el caso se mantuvo en secreto. Así el FBI pudo poner en vigilancia la playa en la que habían sido descubiertos los alemanes y esperar a que volvieran a por los explosivos.

John C. Cullen, el guardacostas que descubrió a los agentes alemanes:


Los explosivos encontrados en la playa de Amangasett:


Mientras tanto el grupo 2 desembarcó sin contratiempos el día 17 en la playa de Ponte Vedra, cerca de Jacksonville (Florida), y se dividió según tenían convenido, dirigiéndose dos hombres a Cincinnati y otros dos a Chicago.

En Nueva York dos de los componentes del grupo 1, George Dasch y Ernst Burger, nerviosos por el encuentro con el guardia en la playa, decidieron entregarse y delatar a sus compañeros. Después de concertar una cita por teléfono, Dasch viajó en tren a Washington y se entregó en la sede del FBI. Siguiendo las indicaciones de Dasch, el FBI capturó al resto del grupo 1 en Nueva York. El grupo 2 pudo ser detenido también con facilidad porque ninguno de ellos siguió las más elementales medidas de seguridad. Kerling fue a visitar a su mujer a Nueva York, acompañado de Thiel. Allí fueron detenidos los dos. A Haupt no se le ocurrió otra cosa que irse a vivir a casa de sus padres en Chicago. Antes de terminar el mes todos ellos habían sido localizados y capturados.

George Dasch y Ernst Burger:


Los ocho hombres fueron juzgados por un tribunal militar en un juicio secreto. Todos ellos alegaron que habían aceptado participar en la Operación Pastorius sólo como medio de salir de Alemania y regresar a Estados Unidos, y que su intención nunca había sido cometer actos de sabotaje. Pero sus argumentos no convencieron al jurado. Ni siquiera Dasch y Burger se libraron del castigo, aunque su colaboración con el FBI les salvó la vida. Los ocho encausados fueron declarados culpables de sabotaje. Dasch fue condenado a 30 años de cárcel, Burger a cadena perpetua, los demás a morir en la silla eléctrica. Las sentencias se ejecutaron ese mismo día. El juicio había sido secreto, pero las sentencias se hicieron públicas y se les dio mucha publicidad en la prensa. Se trataba de enviar el mensaje a los alemanes de que era inútil que se molestasen en volverlo a intentar. Y no lo hicieron. Los grupos 1 y 2 iban a ser sólo la avanzadilla, pero debido a su fracaso la Operación Pastorius no siguió adelante y no hubo ningún otro intento alemán de introducir saboteadores en territorio norteamericano.

Fotografía de varios de los encausados durante el juicio:


En abril de 1948 Dasch y Burger fueron indultados por el presidente Truman y regresaron a Alemania. George Dasch, cansado de sufrir el desprecio de sus compatriotas por haber traicionado a sus compañeros, trató de volver a Estados Unidos, pero por su condición de deportado le fue imposible obtener el permiso de residencia. Finalmente se fue a Suiza, donde residió el resto de su vida.

Fuentes:
http://www.damninteresting.com/operation-pastorius
http://www.historynet.com/world-war-ii-german-saboteurs-invade-america-in-1942.htm
http://www.oem.com.mx/oem/notas/n1231790.htm


5 comentarios:

  1. Una historia poco conocida pero no menos interesante. Los alemanes aprendieron bien la lección y no lo volvieron a intentar.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Se dice que Hitler pilló un cabreo de los suyos cuando supo lo que había pasado, y prohibió a la Marina volver a utilizar sus valiosos submarinos en esas "inútiles" misiones del Abwehr.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Es uno de los capítulos de la II Guerra Mundial menos conocidos. Los detalles que describes atraen a más lectura.

    ResponderEliminar
  4. Hay un libro muy bueno basado en este evento, es de John Lee y se llama el Noveno Hombre, es un libro viejo ya, pero se puede conseguir usado en varias librerias de distintas partes del pais.- es este libro, el desembarco es tal cual se dice en el relato, pero desembarc un Novenos hombre, el cual hará contacto con los dos grupos (aunque estos ignoran que desembarcó) pero trabajará solo. Es el más profesional y desarrolla con mucho ingenio un plan arriesgado paso a paso para dar un terrible escarmiento al gobierno de E.E.U.U.- Leanlo! Saludos, Ernesto.-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por la recomendación, Ernesto. Yo no había oído hablar de ese libro.

      Eliminar