El búnker secreto de Hitler y el fantasma de la princesa


Daisy de Pless nació en el siglo equivocado. No es que no lograse ser popular en su época, porque sí lo fue. Pero viendo la relevancia social que tienen los personajillos del corazón y lo barato que está en los últimos años el título de princesa del pueblo, esta aristócrata bella y rebelde de amores desgraciados sería hoy poco menos que una líder mundial. O al menos seguro que no habría acabado en la indigencia. En nuestros tiempos siempre podría vender exclusivas o “trabajar” de opinadora en algún programa de televisión.

Su auténtico nombre era María Teresa Olivia Cornwallis-West. Nació el 28 de junio de 1873 en el País de Gales, hija del coronel William Cornwallis-West y de su esposa María "Patsy" Fitzpatrick, ambos de familia aristocrática (el coronel Cornwallis-West era bisnieto de John West, 2º Conde De La Warr, mientras que Patsy era nieta del 2º Marqués de Headfort). En Londres se rumoreaba que Patsy había sido una de las innumerables amantes del Príncipe de Gales, el hijo de la Reina Victoria y futuro rey Eduardo VII de Inglaterra. Incluso hubo quien se atrevió a decir que la propia Daisy y sus dos hermanos eran hijos del monarca.

A los dieciocho años Daisy se casó en Londres con Hans Heinrich XV, Príncipe de Pless, Conde de Hochberg y Barón de Fürstenstein, heredero de una de las mayores fortunas del Imperio Alemán. Y allí se fue Daisy, a vivir en los dominios de su marido en Silesia. El matrimonio tuvo tres hijos, pero Daisy no era feliz. La relación con su marido nunca fue buena, y con el tiempo acabó siendo casi inexistente. Posiblemente los problemas conyugales del matrimonio, unidos a la amistad que había entre Hans Heinrich y el Kaiser Guillermo II, fueron las causas de que comenzasen a circular rumores de que la princesa consorte mantenía una relación sentimental con el Kaiser.

En esos años la princesa Daisy se convirtió en un personaje muy popular, y para algunas personas bastante incómodo. Compaginaba su imagen de anfitriona perfecta de la alta sociedad con un fuerte activismo político, porque Daisy también era una reformadora social que trataba de usar sus influencias para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera de la Baja Silesia.

Fuesen falsos o no los rumores sobre ella, que la convertían nada menos que en hija de Eduardo VII y amante de Guillermo II, lo innegable es que Daisy estaba dentro de los círculos más íntimos de ambos monarcas. Simplemente por eso, cuando estalló la Primera Guerra Mundial su situación habría sido muy incómoda. Pero en lugar de tratar de pasar desapercibida lo que hizo fue utilizar su posición para hacer campaña pública a favor de un acuerdo de paz.

Durante la guerra el Kaiser Guillermo fijó su residencia en el castillo de Pless. Allí era donde se celebraban las reuniones más trascendentales del Estado Mayor alemán (como la que mencioné en El telegrama Zimmermann). Y por allí andaba la princesa inglesa y pacifista. Era inevitable que comenzase a rumorearse que Daisy era una espía enemiga. Ya no era una jovencita, pasaba de los cuarenta años, y hasta entonces había tenido una vida cómoda y rodeada de lujos, pero al final acabó cansándose de los rumores, de la política, de la corte y de su marido y se marchó a la guerra a servir de enfermera en trenes-hospital en los frentes de Francia y Servia (con "v", no es una errata).

Daisy durante la guerra, con su uniforme de enfermera:


Por su parte Hans Heinrich XV fue uno de los más cercanos ayudantes del Kaiser durante la guerra. Cuando los Imperios Centrales decidieron crear un Reino de Polonia como protectorado austro-alemán, para que sirviese como estado tampón entre ellos y Rusia, el Príncipe de Pless se convirtió en uno de los candidatos al trono polaco. Pero las cosas no salieron como el príncipe esperaba. Alemania y Austria-Hungría perdieron la guerra, Polonia se convirtió en una república independiente, y, cumpliendo con las condiciones del Tratado de Versalles, en el ducado de Pless se celebró un plebiscito en marzo de 1921 en el que las tres cuartas partes de la población votaron por integrarse en la nueva república. El Príncipe de Pless perdió la mayor parte de sus dominios, lo que significó la ruina de la familia.

Un año después, en diciembre de 1922, Daisy y su marido se divorciaron. Si la situación económica del matrimonio era ya ruinosa, después del divorcio Daisy se quedó literalmente en la calle. En 1927 publicó su autobiografía, que se hizo muy popular en su versión inglesa, en Gran Bretaña y Estados Unidos. Fue el último momento de gloria de su vida. Los años posteriores fueron muy difíciles para la ex-princesa, que sufría cada vez más los problemas económicos y el aislamiento social, además de una enfermedad crónica.

Daisy murió en Wandenburg, en la pobreza más absoluta, el 29 de junio de 1943, un día después de su 70 cumpleaños. Wandenburg (Wałbrzych en polaco) había sido un gran centro de poder de la familia Hochberg-Pless. El otro era la ciudad de Pless, donde se encontraba el castillo del mismo nombre que como comenté antes llegó a ser residencia del Kaiser. El castillo de Pless era en realidad un palacio de estilo barroco con unos espectaculares jardines (en la actualidad es conocido como el Versalles polaco):


La otra gran mansión de la familia se encontraba en las cercanías de Wandenburg. El castillo de Ksiaz era completamente distinto al de Pless. Se trataba de una antigua fortaleza medieval edificada sobre una escarpada colina:


Sobre este castillo y la princesa Daisy me he encontrado con dos versiones contradictorias: unos dicen que el castillo de Ksiaz fue la residencia favorita de Daisy en sus años de princesa, pero otros afirman que lo odiaba por su falta de cuartos de baño. Como la primera versión nos viene mejor para nuestra historia, vamos a suponer que es la cierta.

Después de la invasión de Polonia en septiembre de 1939 los territorios del antiguo ducado de Pless volvieron a Alemania. Pero la familia Hochberg-Pless no llegó a recuperar sus antiguas posesiones. En 1941 el gobierno alemán confiscó el castillo de Ksiaz. Durante la guerra fue un centro de mando de las SS. Los nazis sin embargo tenía previsto usar la antigua fortaleza para funciones más importantes. El plan inicial era hacer de él un lugar inexpugnable donde ocultar documentos y riquezas de todo tipo. Más tarde se pensó en convertirlo en un refugio secreto para el propio Hitler. Bajo el castillo fue construída una gran red de galerías excavadas en la roca y con paredes de hormigón, que llegaban hasta los sesenta metros de profundidad, contando desde el patio del castillo. Junto a la que hubiera sido habitación del Führer en la fortaleza se encontraba el ascensor que descendía hasta el complejo subterráneo. En la construcción trabajaron miles de prisioneros del campo de concentración de Gross-Rosen, situado tan sólo a ocho kilómetros de distancia.

El coronel de la Luftwaffe Nicolaus von Below, uno de los ayudantes de Hitler que se mantuvo con él en el bunker de Berlín hasta el final, contó en sus memorias que en los meses finales de la guerra trató de convencer a Albert Speer para que se parasen las obras en Ksiaz, que consideraba un desperdicio inútil cuando el hormigón y el acero eran vitales en otros lugares. Speer le dio la razón en sus argumentos, pero le dijo que sería imposible detener la construcción del complejo. Así continuaron las obras hasta que la cercanía de las tropas soviéticas obligó a los alemanes a abandonar la región. Antes de la retirada Hitler dio orden de dinamitar las galerías subterráneas, y gran parte del complejo quedó destruido. O eso se cree, porque no es fácil saber qué queda en las profundidades de la montaña. El gobierno polaco sólo permite la entrada a la red de túneles a los investigadores autorizados.

Tanto misterio, con historias de bunkers secretos excavados en la roca, campos minados y tesoros ocultos, hizo que surgieran las inevitables leyendas locales, como la del tren que desapareció en 1945 tras partir de Wroclaw con un cargamento de oro, la de los platillos volantes nazis construidos en fábricas subterráneas bajo el castillo, o... la del fantasma de la princesa Daisy.

Se cuenta que la tumba de Daisy se encontraba en algún lugar del bosque de Ksiaz (recordemos que había muerto en la vecina ciudad de Wandenburg). Aunque era sabido por todos que vivía en la indigencia, se decía que la princesa había sido enterrada con un collar de perlas de seis metros, que había querido conservar a toda costa e insistía en lucir cuando era fotografiada. La leyenda dice que cuando las tropas soviéticas llegaron a la región encontraron la tumba y se llevaron las perlas, abandonando los restos de la princesa en el bosque. Desde entonces, el atormentado espíritu de Daisy, incapaz de encontrar la paz, vaga por las noches vestida de blanco entre las dependencias del castillo y las misteriosas galerías. Se dice que se la puede ver sobre todo a partir de la medianoche tocando el piano en su sala favorita de la fortaleza.

La posibilidad de que Hitler hubiese acabado viviendo en un castillo con fantasma me genera una duda inquietante: ¿quién de los dos habría pasado más miedo?

Estatua de la princesa Daisy en una calle de Pszczyna, el nombre actual (polaco) de la ciudad de Pless:



Fuentes:
http://www.br.terra.com/terramagazine/interna/0,,EI8867-OI2914625,00.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Daisy,_Princess_of_Pless
http://en.wikipedia.org/wiki/Duchy_of_Pless
http://plessfamily.com/
http://www.bokus.com/bok/9780973157901/daisy-princess-of-pless-1873-1943/
http://forum.alexanderpalace.org/index.php?topic=301.0


8 comentarios:

  1. Qué historia más bonita, no la conocía y la reflexión final total jaja habría pasado más miedito el fantasma, sin duda :-)

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  2. Espectacular artículo!!!.

    Me ha encantado la historia y su final enlazado con el misterio, hasta acaba enlazando con uno de mis temas favoritos la 2GM.

    http://apartofmyuniverse.blogspot.com

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  3. Muchas gracias. La verdad es que un artículo que tiene en el título las palabras Hitler, secreto, fantasma y princesa tiene el éxito garantizado.

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  4. O una película. Esta historia lo tiene todo: romance, intriga, guerra, terror...

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  5. Yo he estado allí y es un lugar precioso; lo que no cuentan es esta historia es que el príncipe Hans se divorcia de Daisy y se casa con una bailarina española que conoce en Paris y con la que tiene un hijo, el cual no se sabe ciertamente si es del príncipe o de uno de los hijos que tiene con Daisy...( la madrastra estaba liada con el hijastro, lo cual no me extraña pq x las fotos que salían era muy guapo) y con el que se casará más tarde, no me acuerdo si a la muerte del príncipe o antes...

    Jajajjajaja una historia total!!! A mi me encantó todo, el castillo, los jardines, las cuadras, el invernadero de Daisy y la historia...lo que menos me gustó, fueron los túneles de la época nazi...

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  6. Muchas gracias. Una historia preciosa,me entran ganas de visitar Pless.

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